Una nueva investigación sugiere que la falta de
sueño puede resultar en un aumento en el consumo de alimentos y en un aumento
de peso.
Los trastornos del sueño se producen cuando una
persona tiene problemas con su ciclo de sueño. Como resultado, es posible que
los pacientes tarden más en dormirse, se despierten durante la noche, se
despierten temprano, puedan quedarse dormidos durante el día, tengan pesadillas
graves (llamadas “terrores nocturnos”), actúen sus sueños, o dejen de respirar
durante el sueño. La mayoría de los trastornos del sueño pueden tratarse mediante
cambios en el estilo de vida y / o medicamentos. El estrés intenso en el
trabajo o las largas horas de trabajo también pueden resultar en la falta de
sueño.
En una investigación reciente, los investigadores
evaluaron a 16 adultos durante el transcurso de un estudio de pacientes
hospitalizados con una duración de quince días. Cada participante experimentó
cinco noches consecutivas de sueño insuficiente para imitar los efectos de una
semana larga de trabajo. Posteriormente, los investigadores revisaron datos
sobre su consumo de alimentos y su gasto energético durante los días de
descanso inadecuado y compararon los resultados con los de las noches de sueño
adecuado.
Los investigadores encontraron que cuando los
participantes sufrieron falta de sueño, su consumo de alimentos aumentó más
allá de lo que necesitaban para mantener el equilibrio normal de energía. Los
autores observaron que el consumo aumentó particularmente en la noche después
de cenar. Por otra parte, la falta de sueño resultó en un aumento promedio de
peso de 0,82 kilogramos. Además, la falta de sueño afectó más a las mujeres que
a los hombres. El peso se mantuvo en las mujeres que recibieron cantidades
adecuadas de sueño, pero aumentó en las noches de sueño insuficiente.
Se han estudiado muchas terapias integrales por
sus posibles efectos sobre el sueño. En los adultos mayores, la música puede
resultar en una calidad del sueño significativamente mejor, así como una
duración del sueño más larga, una mayor eficiencia del sueño, una reducción del
tiempo necesario para conciliar el sueño, menos trastornos del sueño y menos
disfunción durante el día. También hay evidencia de su beneficio en niños de
primaria o recién nacidos prematuros estables. La musicoterapia también podría
ser tan eficaz como el hidrato de cloral en inducir el sueño o la sedación en
niños sometidos a pruebas de EEG (electroencefalograma).
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