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martes, 18 de junio de 2013
Si tengo Gripe es bueno hacer ejercicios??
La respuesta a esta pregunta depende de los síntomas que tengas y de la cantidad de ejercicio que hagas. Como sucede con todo en la vida, el ejercicio puede ser benéfico cuando se hace en su justa medida, pero puede ser negativo cuando es excesivo. Antes de ponerte las zapatillas deportivas, infórmate bien.
Si le haces esa pregunta a tu mamá, probablemente te diga que lo mejor es que te quedes en cama hasta que estés mejor. Y si le preguntas a un amigo, te puede decir que lo mejor es hacer ejercicio para “sudar” el virus. ¿A quién le debes creer? En cierta medida, los dos tienen razón.
Tu amigo tiene razón en que el ejercicio te puede ayudar a combatir el virus que causa el resfriado o la gripe. Aunque no al hacerte sudar, sino al fortalecer tu sistema inmunológico. Cuando haces ejercicio, tus glóbulos blancos, encargados de defender tu cuerpo de virus y bacterias, corren más fácilmente por tu torrente sanguíneo y así combaten las infecciones más rápido. Esto no sólo te ayuda a combatir la enfermedad, sino que indirectamente te ayuda a prevenir futuras recaídas pues mantiene tus defensas más fuertes.
Pero tu mamá también tiene razón cuando te dice que descanses, pues tu sistema inmunológico necesita que tu cuerpo esté descansado y libre de estrés para poder funcionar mejor.
Las preguntas claves entonces para saber si debes o no hacer ejercicio cuando estás resfriado o tienes gripe, son: ¿cuándo? y ¿cuánto?
¿Cuándo? Todo depende de los síntomas de la gripe. Es seguro hacer ejercicio cuando tus síntomas son leves y tolerables, como: estornudos, nariz que gotea o está congestionada, dolor de garganta. En cambio, no es conveniente cuando tus síntomas son más fuertes, como: congestión de pecho, tos, malestar estomacal, dolor de músculos, fatiga y fiebre. Especialmente si haces ejercicio cuando tienes fiebre, puedes deshidratarte. Nadie con fiebre debe de ejercitarse.
La clave está en prestarle atención a tu cuerpo. Cuando tus síntomas son ligeros y te sientes bien ejercitando, continúa. Pero si te sientes mal a medida que continúas la actividad física, bájale al ritmo o simplemente para y vete a descansar. Y por el otro lado, cuando tus síntomas son más fuertes y no tienes ni ánimo de levantarte para ir a la escuela o al trabajo, menos ánimo vas a tener para salir a trotar o a montar bicicleta. En ese caso tu cuerpo está pidiendo reposo y buena alimentación para recuperar las energías. Y, si se puede, muchos mimos para recuperar el ánimo.
¿Cuánto? El ejercicio regular y moderado fortalece tu sistema inmunológico, en compañía de una buena alimentación, suficiente descanso y estar libre de estrés. Cuando hablo de ejercicio regular, me refiero a actividades que se hacen mínimo por 30 minutos diariamente o varias veces a la semana, y que son básicamente cardiovasculares como montar bicicleta, correr, nadar, caminar, patinar, entre otros.
Pero cuando haces ejercicio intensivo y extremo, los efectos sobre tu sistema inmunológico pueden volverse negativos. Algunos estudios han descubierto que el ejercicio excesivo puede disminuir la cantidad de glóbulos blancos que recorre tu cuerpo, y al contrario, aumenta las hormonas del estrés (la adrenalina y el cortisol) que a largo plazo pueden debilitar tu sistema inmunológico y hacerte más propenso a enfermarte.
Si definitivamente tienes muchas ganas de ir a ese juego de fútbol o de ir al paseo en bicicleta con tus amigos, escucha a tu cuerpo, o consulta con tu médico, él o ella podrá darte un consejo más acertado tras evaluar tus síntomas. Y ante la duda, si estás enfermo con una gripe o un resfriado, recuerda que típicamente es cuestión de unos cuantos días si no se complica y es mejor errar en el lado del descanso que en el de la actividad física.
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