El deporte es mucho más que quemar calorías y despejar la
mente. Muchas de las situaciones que observamos en una competencia pueden
trasladarse a varios ámbitos de nuestra vida. Actualmente grandes
multinacionales reproducen circunstancias que se presentan en espectáculos
deportivos para motivar y potenciar el rendimiento de su personal. Al fin y al
cabo se trata de diferentes personalidades conviviendo diariamente en busca de
objetivos colectivos e individuales. Los ejemplos que se detallan a
continuación intentan ilustrar las lecciones que podemos aprender a partir de
distintas competencias deportivas.
Sobreponerse a la adversidad
En el deporte como en la vida nos tocará experimentar
circunstancias adversas. Estar abajo en el marcador, quedarnos con un jugador
menos por expulsión o sentir molestias físicas durante la competencia son sólo
algunos ejemplos de situaciones desfavorables. Un caso extremo que ejemplifica
una circunstancia adversa es la que vivió el mejor jugador del mundo de la
actualidad, Lionel Messi, cuando tenía sólo 11 años. Los médicos le detectaron
un problema hormonal que le impediría crecer con normalidad. Además los clubes
argentinos, River Plate y Newell’s Old Boys, no accedieron a pagar los U$S900
mensuales que costaba el tratamiento. El Barcelona de España sí aceptó hacerse
cargo de los gastos, con la condición de que se instalara definitivamente en la
ciudad europea. El argentino tenía dos opciones: dedicarse a otra cosa o ir en
busca de su sueño a un país desconocido, sin sus amigos y en a miles de
kilómetros de distancia. El resto es historia.
Intentar, Intentar e Intentar
Si existe algo que realmente nos apasiona debemos ir en
busca de ello a pesar de que aparezcan contratiempos en el camino. En el
deporte ocurre algo parecido y quienes han llegado a lo más alto aseguran que
la perseverancia es un factor clave para conseguir cualquier cosa. Michael
Jordan, uno de los mejores y más influyentes atletas de todos los tiempos, dice
al respecto: “he fallado más de 9000 tiros en mi carrera. He perdido casi 300
juegos. 26 veces han confiado en mi para tomar el tiro que ganaba el juego y lo
he fallado. He fallado una y otra, y otra vez en mi vida. Pero nunca me he dado
por vencido. Y es por eso que he tenido éxito en la vida”
·
Líder Positivo y Líder Negativo
Los líderes son aquellas
personas que reúnen ciertas características diferentes a las del común
denominador. Hay positivos y negativos. Los negativos son los que no pueden
trabajar en equipo, presentan dificultades en la forma y modo de comunicarse o
no escuchan a sus compañeros. Esa manera de proceder resulta contraproducente
para la obtención de objetivos en un grupo de trabajo o de atletas. En la otra
vereda está el líder positivo que coordina a sus compañeros, genera compromiso,
está alerta a las necesidades de sus pares y motiva a quienes parecen vencidos
o sin fuerzas. El mejor jugador de la temporada pasada en el Fútbol Americano,
Adrian Peterson, es elogiado por demostrar este tipo de rasgos además de
contagiar a su equipo cuando se encuentran ante una situación adversa.
Cooperación
“Un hombre puede ser un ingrediente crucial en un equipo,
pero un hombre no puede hacer un equipo”, dijo Kareem Abdul Jabbar, el máximo
anotador de la historia de la NBA, cuando algunos medios insinuaban que él sólo
podía ganar los partidos. En el trabajo tampoco se puede progresar si
intentamos cumplir por nuestra cuenta labores que corresponden a un grupo de
personas o si dejamos que todas las tareas sean concretadas por otros. “No
preguntes qué pueden hacer tus compañeros por ti. Pregunta qué puedes hacer tu
por ellos”, decía Magic Jhonson para explicar los éxitos conseguidos por su
equipo, Los Angeles Lakers, en sus tiempos como jugador de la NBA. Si pensamos
en cooperar y aportar lo mejor de nosotros en cualquier grupo del que formemos
parte seguramente consigamos buenos mejores resultados.
Respeto por el rival
Si bien instituciones y organizaciones de diferentes
deportes realizan constantemente campañas que estimulan el juego limpio, pocas
veces se observan gestos como el que tuvo la joven atleta Meghan Vogel. Esta
fondista de 17 años observó en medio de una carrera que otra competidora se
desvanecía a causa del cansancio y decidió cargarla hasta la meta. Vogel, que
había ganado ese mismo día la prueba de 1600 metros, llegó en último lugar en
los 3600 metros luego de realizar esa acción. “Solo pensé que estaba haciendo
lo correcto y creo que otros hubieran hecho lo mismo. Ayudarla a llegar a la
meta fue mucho más gratificante que ganar el campeonato estatal”, expresó Vogel
a los distintos medios que la interrogaban al finalizar la carrera. Este tipo
de gestos sirven para recordar que debemos respetar a los demás y que
menospreciar a otra persona por representar a la competencia puede traer malos
resultados.
·
Dejar todo y un poco más
“Hagas lo que hagas, no lo
hagas a medias”, dijo Bob Beamon, especialista en salto en longitud, luego de
establecer el record del mundo en 1968. El atleta logró un registro de 8,90
metros, una marca que perduraría por 22 años. Esa actitud refleja como con
esfuerzo, constancia y concentración se pueden lograr grandes objetivos. En
todos los ámbitos de la vida es posible aprender un poco más y mejorar nuestras
destrezas. Para conseguirlo debemos brindarnos íntegramente, además de dejarlo
todo. Muchas veces quién nos impide lograrlo es nuestra propia cabeza. Para eso
Laird Hamilton, considerado el mejor surfista de olas gigantes en el mundo,
aconseja: “asegúrate de que tu peor enemigo no esté entre tus dos orejas”.
Aceptar la derrota y aprender de ella
A pesar de que lo intentemos con todas nuestras fuerza o
busquemos conseguir determinado objetivo por diferentes caminos hay ocasiones
en las que no lo logramos y nos sentimos vencidos. Sin embargo, esa situación
puede servirnos para aprender y mejorar como personas. Dean Smith, formador de
talentos como Michael Jordan y varias veces campeón de baloncesto universitario,
dice que “cuando perdemos o cometemos algún error hay que identificarlo,
admitirlo, aprender de él y olvidarlo”. Al fin y al cabo al día siguiente
tendremos la oportunidad de volver a intentarlo.
·
Disfrutar sanamente lo cosechado
Son pocos los que tienen la
suerte de alcanzar la elite del deporte mundial. Al encontrarse en esa posición
los atletas obtienen grandes sumas de dinero cada vez que compiten o filman un
comercial. Así como hay muchos que sirven de ejemplo para la sociedad, otros,
mal gastan lo conseguido a través de años de esfuerzo de un momento a otro. Un
ejemplo de esta situación es el ex campeón de pesos pesados, Mike Tyson, quien
ganó millones de dólares gracias a las diferentes peleas que protagonizó como
profesional y hace unos pocos días se declaró “en bancarrota”. El futbolista
ingles Paul Gascoigne también despilfarró todo el dinero conseguido después de
años como futbolista de elite y ahora se encuentra en situación de pobreza
extrema. La buena administración de las ganancias es una condición fundamental
si no se quiere desperdiciar todo el trabajo, sacrificio y recursos empleados
para obtenerlas.
Confianza en el compañero
En el trabajo y en muchos deportes de equipo otorgarle
confianza a los compañeros resulta clave para potenciar al grupo. El hecho de
que alguien nos de una tarea o rol clave en cualquiera de estos dos ámbitos,
nos hace sentir incentivados y motivados para poder retribuir esa actitud. En
la final del mundial 1994 el delantero brasilero Romario tuvo una actitud que
ilustra este concepto. En el momento de armar la lista de jugadores que
patearían los penales contra Italia observó que sus compañeros vacilaban ante
la pregunta del director técnico: “¿quién va a patear?”. En ese instante tomó
la pelota y en voz alta fue señalando a sus compañeros al grito de “tú, tú, tú,
tú y yo vamos a patear y vamos a salir campeones del mundo”. Además de asumir
el rol de líder, Romario hizo que sus compañeros se sientan motivados y con más
confianza para asumir ese compromiso. Brasil salió triunfador de aquella final.
Aprender del éxito
“Un trofeo se llena de polvo, en cambio los recuerdos
duran para siempre”, esa frase utilizó Mary Lou Retton, primer puesto en
gimnasia artística en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, para describir
lo qué había sentido luego de ganar la medalla dorada. La atleta quiso resumir
con esa respuesta las experiencias que sintió durante la competencia. Retton
resaltó lo gratificante que fue su convivencia en la Villa Olímpica con rivales
y compañeros de diferentes disciplinas deportivas. Hacer énfasis en el camino
recorrido puede resultar mucho más enriquecedor que el éxito logrado al
concluir una actividad en el trabajo, el hogar o con nuestros afectos.
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