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viernes, 17 de mayo de 2013

La Motivación



La palabra motivación deriva del latín motivus, que significa «causa del movimiento». La motivación puede definirse como el señalamiento o énfasis que se descubre en una persona hacia un determinado medio de satisfacer una necesidad, creando o aumentando con ello el impulso necesario para que ponga en obra ese medio o esa acción, o bien para que deje de hacerlo. La motivación es un estado interno que activa, dirige y mantiene la conducta.

La motivación exige necesariamente que haya alguna necesidad de cualquier grado; ésta puede ser absoluta, relativa, de placer o de lujo. Siempre que se esté motivado a algo, se considera que ese algo es necesario o conveniente. La motivación es el lazo que une o lleva esa acción a satisfacer esa necesidad o conveniencia, o bien a dejar de hacerlo.



¿Has intentado alguna vez perder peso, sacar un promedio de sobresaliente en un curso, que te escojan para formar parte de un equipo deportivo, o te has planteado algún otro reto personal? En caso afirmativo, es posible que, como le ocurre a mucha gente, empezaras con muchas ganas, dando lo máximo de ti mismo, pero luego perdiste parte de la motivación y tuviste problemas para volverte a motivar como al principio.

¡No estás solo!

Todo el mundo se enfrenta al difícil reto de mantener la motivación cuando desea alcanzar sus objetivos. ¡Basta con que te fijes en la cantidad de personas que empiezan dietas de adelgazamiento, pierden peso y luego lo vuelven a ganar!
Lo cierto es que replantearnos las cosas, cambiar o empezar de nuevo, por pequeña que sea la faceta de nuestra vida que queramos modificar, es algo que impone. Pero no es imposible. Con el enfoque adecuado, seguro que lo puedes conseguir

Motivarse y mantener la motivación

¿Cómo mantener la motivación y seguir avanzando hacia la consecución de un objetivo? Todo es cuestión de planificar bien las cosas, tener expectativas realistas y ser perseverante. He aquí lo que necesitas hacer:
Primero, fíjate un objetivo. Empieza anotando lo que quieres conseguir: tu meta principal, lo que deseas que se haga realidad. Por ejemplo "Quiero sacar un promedio de sobresaliente en este curso" o "Quiero perder peso para la fiesta de fin de bachillerato" o incluso "Quiero participar en los Juegos Olímpicos" son metas principales porque son los objetivos últimos que la persona desea cumplir (evidentemente, algunas metas requieren más tiempo y más esfuerzo que otras). Está bien soñar a lo grande -es la forma en que mucha gente consigue lo que desea. Lo único que debes recordar es que, cuanto más ambiciosa sea la meta que te fijes, más tendrás que esforzarte para alcanzarla.
Sé específico. Es mucho más fácil planificar y alcanzar un objetivo concreto que uno vago. Supongamos que tu objetivo es perder peso. Eso es bastante vago. Concrétalo especificando cuánto peso quieres perder, por qué y cuando deseas haberlo perdido. Eso te ayudará a planificar la forma de alcanzar el objetivo. Cuesta más y más tiempo perder 10 Kg que perder solo 3, de modo que deberás ajustar el plazo de tiempo en consonancia.
Uno de los principales detonantes a la hora de abandonar el entrenamiento físico es la falta de motivación. La mayoría de la gente que acude a un centro deportivo poco convencido acaba por desanimarse y por dejar de entrenar sin reparar en lo perjudicial que esto será para su salud.
Es importante que no perdamos la motivación y tengamos paciencia a la hora de realizar ejercicio. Sin motivación no tendremos energía para afrontar las rutinas de entrenamiento y por lo tanto los resultados no serán buenos, con lo que aumentará más nuestro desánimo y se nos hará más pesado seguir adelante. En ese preciso instante comenzaremos a alegar diversas razones para abandonar, que debemos considerar y cambiar para lograr vencer el desánimo.
La motivación es la que nos incita a actuar y a desarrollar la actividad. Si la motivación falta, faltarán las ganas. Algunas de las principales causas de desmotivación son la falta de tiempo a la hora de realizar ejercicio. Normalmente no es esto lo que sucede, sino que no tenemos bien organizado el tiempo. No es necesario acudir todos los días al gimnasio o realizar entrenamientos eternos, sino que simplemente si nos organizamos y preparamos una rutina adecuada al tiempo del que disponemos, aumentará nuestra motivación.
Mucha gente piensa que no nació para el ejercicio y que eso no va con ellos. Esto no es un argumento de peso, ya que hoy en día existen infinidad de actividades adaptadas a todo el tipo de personas, por lo que simplemente tenemos que informarnos y buscar lo que más nos conviene. Otro argumento habitual es que el deporte no nos gusta, pero debemos pensar que aunque no nos guste es lo ideal para mantener una buena salud. Además, seguro que hay una actividad deportiva acorde a nuestra personalidad.
Otra desmotivación es el precio del gimnasio. Muchos alegan que es caro, pero no siempre hay por qué ir a un gimnasio para practicar deporte, sino que se puede correr en un parque o hacer senderismo en cualquier monte… Además, el dinero que se invierte en un gimnasio es algo que va a ir destinado a mejorar nuestra salud. Existen centros deportivos de todos los precios para todos los bolsillos.
La distancia del gimnasio suele ser otra excusa que justifica la falta de motivación para ir. Esto no debe ser nunca un impedimento, pues podemos ir hasta el gimnasio andando o en bici y de esta manera realizamos ejercicio aeróbico reduciendo así el tiempo que le vamos a dedicar en el gimnasio.




Se como sea, dejar el ejercicio de lado nunca es lo más acertado, pues es algo fundamental para mantener nuestro cuerpo sano y en plena forma. Simplemente debemos cambiar el chip y pensar de diferente manera con respecto al deporte.

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